miércoles, mayo 31, 2006

1999: La Revolución Falsa

El mejor año que he vivido como cinéfilo fué 1999. Les recuerdo algunos títulos: Being John Malkovich, Magnolia, The Limey, Fight Club, American Beauty, The Matrix, Run Lola Run, The Insider, Boys Don't Cry, Election, Existenz, The Blair Witch Project. Podría nombrar 20 más, fué un gran año. Daba la impresión de que estaba pasando algo histórico. Lo que pasa es que hacer pronunciamientos acerca del estado del cine y la cultura pop es algo riesgoso; es fácil equivocarse y decir algo que en un par de años sonará como un disparate.
Eso fué lo que pasó ese año con docenas de críticos y autores que corrieron a anunciar el "renacimiento de Hollywood". Decían que una nueva generación de directores había recogido al fin la antorcha y que la evidencia eran las sobresalientes películas del fin de siglo. Lamentablemente, los últimos 6 años son muestra de que este "renacimiento" no se materializó. Parece que alguien soltó la antorcha en algún momento.
Desde el 2000 la taquilla ha caído constantemente y el tráfico del circuito artístico ha bajado un 20% si se le compara al de 1999, lo que es un indicio de que la cinematografía creativa se está quedando sin aire. En los últimos años se produjeron excelentes películas, pero parecen muy pocas teniendo en cuenta la abundancia del 99. Mientras que ese fué un año con una variedad increíble de opciones, el menú fílmico del 2000 al 2005 ha sido muy limitado. Ahora, la vida y muerte de una película está determinada por su recaudación del primer fin de semana, así que los estudios han optado por perseguir al público adolescente y abandonar a las audiencias más exigentes a la Internet, el cable y la reality TV.
El renacer fílmico de los 60 y 70 sugería que Hollywood era capaz de producir filmes complejos y guiados por los personajes(Nashville, Chinatown, El Padrino, Mean Streets). Estas películas jamás hubieran visto la luz del día si la TV no hubiese puesto de rodillas al viejo sistema de los estudios. Los magnates pensaron que la TV desaparecería si miraban hacia otro lado, y esto les costó su audiencia habitual.
Ya para finales de los 70 y en los 80 los estudios se fortalecieron nuevamente en lo económico y además ganaron confianza por el crecimiento exponencial de la taquilla a nivel mundial y el mercado del video, así que se hartaron de servir los gustos de autores/directores egocéntricos. Empezaron a producir películas de alto concepto con directores contratados como mercenarios. Taquillazos como Flashdance o Beverly Hills Cop cambiaron por siempre el rol de los estudios. Ya no mandaban los autores de los 70, ahora mandaban los ejecutivos y hacían un dineral.
Los estudios se convirtieron en blancos ideales para ser comprados por multinacionales tales como News Corp de Rupert Murdoch o Viacom de Sumner Redstone y se reinventaron como los tentaculos fílmicos de las maquinarias de distribución global de estas corporaciones. Se institucionalizaba la "McMovie".
El impacto de este cambió es obvio cuando vamos al multiplex. Las películas actuales evitan el riesgo a toda costa; muchas vienen con números romanos en el título porque las secuelas son más seguras como producto, aunque suelen costar más. Una secuela al menos producirá buenos números el primer fin de semana. La secuelitis refleja la cultura corporativa del ejecutivo, no la cultura del cineasta. ¿Dónde quedan entonces los autores que se supone que deberían estar reescribiendo las reglas del cine?.
Hace una generación, Coppola, Scorsese o Spielberg podían comenzar a filmar una película estando aún el la postproducción de la última. En cambio, el ritmo es de una película cada 3 o 4 años, y eso hace que la presión de hacer una obra maestra llegue a ser insoportable. Claro!, los autores de ahora tienen su propio ritmo. La estructura convencional de los guiones ha desaparecido. El tiempo no es lineal y no es necesario el clásico guión de 3 actos cuando una avalancha de imágenes puede expresar la misma idea. Hace falta ver si estos autores pueden encontrar su audiencia y mantener felices a los estudios.
Muchas preguntas esperan ser respondidas. El cine cambiará radicalmente con la tecnología, pero nadie sabe cómo. La filmación digital reduce dramáticamente los costos,¿esto hara surgir a una nueva generación de autores arriesgados o sólo traerá una proliferación de mediocridades?. Mientras las multinacionales reinventan los estudios, la audiencia tiene cada vez menos opciones y por eso la taquilla va en bajada, ¿los estudios reaccionarán ante esto?. Siempre habrán nuevos cineastas que sienten que pueden hacerlo mejor, pero ¿pueden en verdad hacerlo mejor? y ¿se les dará la oportunidad para hacerlo?.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seguro que si, de cine poco conozco, pero creo que no escapa a la lógica de toda evolución / innovación tecnológica, social o económica: Al principio se encajan de mala manera, se resiente todo un sistema, se explotan las nuevas posibilidades obvias (generalmente de índole puramente técnico, y superficial) y sólo un tiempo después (afortunadamente este tiempo es cada vez más corto) éstas nuevas formas de hacer comienzan a ser traducidas en formas de ver, de narrar, de mostrar y también de consumir. Ningún director puede exigir paciencia al espectador para soportar una mala película tras otra, en espera de la gran obra en dónde demuestra que ha recibido esta antorcha o testigo del que hablas. No obstante, si como haces tu, tratamos de ver el proceso entero como historia, o antropología del cine, creo que será evidente que la situación actual no es ni gratuita, ni crónica, ni terminal, sino más bien, justificada (que no justa, o ajustada a nuestros gustos), conyuntural, y como siempre un nuevo inicio.