jueves, junio 29, 2006

El Catecismo de S. King

Creo que una moneda de diez centavos puede hacer descarrilar a un tren.
Creo que hay caimanes en el sistema de alcantarillado, sin olvidar ratas del tamaño de poneys.
Creo que se puede arrancar la sombra de alguien con una estaca de acero.
Creo que realmente existe Papá Noel y que todos esos tipos vestidos de rojo en navidad son sus ayudantes.
Creo que hay un mundo invisible a nuestro alrededor.
Creo que las pelotas de tenis están llenas con gas venenoso, y que si rompes una por la mitad y respiras el gas que desprenden, te puedes morir.
Sobre todo, creo en los fantasmas,
creo en los fantasmas,
creo en los fantasmas.

miércoles, mayo 31, 2006

1999: La Revolución Falsa

El mejor año que he vivido como cinéfilo fué 1999. Les recuerdo algunos títulos: Being John Malkovich, Magnolia, The Limey, Fight Club, American Beauty, The Matrix, Run Lola Run, The Insider, Boys Don't Cry, Election, Existenz, The Blair Witch Project. Podría nombrar 20 más, fué un gran año. Daba la impresión de que estaba pasando algo histórico. Lo que pasa es que hacer pronunciamientos acerca del estado del cine y la cultura pop es algo riesgoso; es fácil equivocarse y decir algo que en un par de años sonará como un disparate.
Eso fué lo que pasó ese año con docenas de críticos y autores que corrieron a anunciar el "renacimiento de Hollywood". Decían que una nueva generación de directores había recogido al fin la antorcha y que la evidencia eran las sobresalientes películas del fin de siglo. Lamentablemente, los últimos 6 años son muestra de que este "renacimiento" no se materializó. Parece que alguien soltó la antorcha en algún momento.
Desde el 2000 la taquilla ha caído constantemente y el tráfico del circuito artístico ha bajado un 20% si se le compara al de 1999, lo que es un indicio de que la cinematografía creativa se está quedando sin aire. En los últimos años se produjeron excelentes películas, pero parecen muy pocas teniendo en cuenta la abundancia del 99. Mientras que ese fué un año con una variedad increíble de opciones, el menú fílmico del 2000 al 2005 ha sido muy limitado. Ahora, la vida y muerte de una película está determinada por su recaudación del primer fin de semana, así que los estudios han optado por perseguir al público adolescente y abandonar a las audiencias más exigentes a la Internet, el cable y la reality TV.
El renacer fílmico de los 60 y 70 sugería que Hollywood era capaz de producir filmes complejos y guiados por los personajes(Nashville, Chinatown, El Padrino, Mean Streets). Estas películas jamás hubieran visto la luz del día si la TV no hubiese puesto de rodillas al viejo sistema de los estudios. Los magnates pensaron que la TV desaparecería si miraban hacia otro lado, y esto les costó su audiencia habitual.
Ya para finales de los 70 y en los 80 los estudios se fortalecieron nuevamente en lo económico y además ganaron confianza por el crecimiento exponencial de la taquilla a nivel mundial y el mercado del video, así que se hartaron de servir los gustos de autores/directores egocéntricos. Empezaron a producir películas de alto concepto con directores contratados como mercenarios. Taquillazos como Flashdance o Beverly Hills Cop cambiaron por siempre el rol de los estudios. Ya no mandaban los autores de los 70, ahora mandaban los ejecutivos y hacían un dineral.
Los estudios se convirtieron en blancos ideales para ser comprados por multinacionales tales como News Corp de Rupert Murdoch o Viacom de Sumner Redstone y se reinventaron como los tentaculos fílmicos de las maquinarias de distribución global de estas corporaciones. Se institucionalizaba la "McMovie".
El impacto de este cambió es obvio cuando vamos al multiplex. Las películas actuales evitan el riesgo a toda costa; muchas vienen con números romanos en el título porque las secuelas son más seguras como producto, aunque suelen costar más. Una secuela al menos producirá buenos números el primer fin de semana. La secuelitis refleja la cultura corporativa del ejecutivo, no la cultura del cineasta. ¿Dónde quedan entonces los autores que se supone que deberían estar reescribiendo las reglas del cine?.
Hace una generación, Coppola, Scorsese o Spielberg podían comenzar a filmar una película estando aún el la postproducción de la última. En cambio, el ritmo es de una película cada 3 o 4 años, y eso hace que la presión de hacer una obra maestra llegue a ser insoportable. Claro!, los autores de ahora tienen su propio ritmo. La estructura convencional de los guiones ha desaparecido. El tiempo no es lineal y no es necesario el clásico guión de 3 actos cuando una avalancha de imágenes puede expresar la misma idea. Hace falta ver si estos autores pueden encontrar su audiencia y mantener felices a los estudios.
Muchas preguntas esperan ser respondidas. El cine cambiará radicalmente con la tecnología, pero nadie sabe cómo. La filmación digital reduce dramáticamente los costos,¿esto hara surgir a una nueva generación de autores arriesgados o sólo traerá una proliferación de mediocridades?. Mientras las multinacionales reinventan los estudios, la audiencia tiene cada vez menos opciones y por eso la taquilla va en bajada, ¿los estudios reaccionarán ante esto?. Siempre habrán nuevos cineastas que sienten que pueden hacerlo mejor, pero ¿pueden en verdad hacerlo mejor? y ¿se les dará la oportunidad para hacerlo?.

martes, mayo 16, 2006

Habla Brando

Esto es un extracto traducido de una entrevista hecha a Marlon Brando en 1971. Disfrútenla, el tipo es una bestia sagrada. Vale la pena oírlo.
"(...)...con las películas...es gracioso. La gente compra un boleto. Ese boleto es su transporte a una fantasía que tú creas para ellos. Fantasilandia, eso es todo, y tú haces que sus fantasías vivan. Fantasías de amor u odio o cualquier cosa que sea. La gente quiere sus fantasías una y otra vez. La gente que se masturba usualmente se masturba, cuando mucho, con cuatro o cinco fantasías.
"La mayoría de la gente gusta de la misma comida y les gusta el mismo tipo de música, les gusta el mismo tipo de fantasía sexual por un período de tiempo, y quizás entonces la cambian. Como pasa con los niños...¿Quién es(el héroe)ahora?...Bruce Lee, ese es el héroe. Entonces creces y sales de tu período de Bruce Lee, o tu período azul de Picasso, y entras en otro período.
"Pero con los niños, por su poder sobre nosotros, por no tener representación, por ser tan dependientes, todo lo que piensan es acerca del poder. Dinosaurios o el Hombre Nuclear, porque se sienten tan indefensos, porque no tienen una salida de eso, excepto la fantasía. Por ser así de pequeños.
"Y eso es todo lo que son las películas. Sólo una extensión de la niñez, en donde todos quieren ser más libres, todos quieren ser poderosos, todos quieren ser tan abrumadoramente atractivos que no haya nada que hacer al respecto. O todos quieren tener camaradería y ser entendidos.
"Se convierten en canciones de cuna. Son historias tipo "Cuéntame otra vez papi". Eso es todo lo que es la televisión:"Cuéntame otra vez papi, del tipo malo y del tipo fuerte, de Kung Fu y Flash Gordon"
"La gente ama escuchar las historias, ellos aman escuchar las canciones de cuna.
"Los gustos cambian, pero la función no. Yo muy bien podría ser Jimmy Cagney en "White Heat". Es la misma historia, el positivo y el negativo, el yin y el yang, el antihéroe.
"No hay engaño. Las personas son como ovejas. Ellos harán cualquier jodida cosa, cualquiera. Quiero decir, la suma total de todo lo que creo es la suma total de todo lo que he leído y visto. No se me dice cómo hacerlo, es sólo...que algo me ha influenciado. James Joyce o Schopenhauer o mi tía Minnie.
"Pero todos buscan al hombre en el caballo blanco, todos están buscando a ese que dirá la verdad. Entonces uno lee Lao-Tzu, uno lee Konrad Lorenz, no sé quién más, Melville, Kenneth Patchen, alguien que pienses que no es un hablador de mierda. Alguien que tenga los ojos de un santo y las percepciones de un fantasma.
"Ellos van a decirnos cuál es la vía, ellos van a mostrarnos. Pero ellos nunca lo hacen de veras, y vamos por ahí siendo imitaciones baratas de esas influencias.
"Pero prácticamente no hay otra manera de hacerlo..."

miércoles, mayo 10, 2006

Accidente Cruel

La primera carrera por la que optó José al terminar su bachillerato fué la misma de su padre, el derecho. Al igual que muchos otros miembros de su generación, él eligió estudiar en otra ciudad, San Cristóbal, en la Universidad Católica. Corría el año 1994.
Aunque muchos podemos estar de acuerdo en que José fué desde muy jóven poseedor de algunos rasgos prominentemente excéntricos, se puede decir que era un muchacho seguro de sí mismo en su desenvolvimiento social, además de poseer cierta afición por las mujeres. Fué así como al poco tiempo de instalarse en la ciudad extraña, él contaba ya con un sólido grupo de amigos y una bella novia.
La chica en cuestión era todo un fetichito. Tenía apenas 20 años y era de una hermosura estatuesca. Ella era como un cuaderno en blanco que ruega por un autor que lo aproveche, estaba ávida de conocimientos y experiencias. Se llamaba Helena.
El único, y no tan grave, inconveniente era la madre de Helena. Era una mujer en los 50, de un amargo humor cínico. A veces tendía a fiscalizar demasiado a su hija, limitando su tiempo con José. Cuando él iba a buscar a Helena, la señora solía hacerle unas tediosas e interminables críticas a su pelo largo, argumentando que ningún abogado respetable podía llevar el pelo así. El padre vivía también con ellas, pero era virtualmente invisible, Helena hablaba muy poco de él.
Un día josé fué aceptado en el equipo de natación, y a modo de bautizo, sus compañeros le raparon el pelo. Esa noche Helena lo llamó para invitarlo a almorzar en su casa al día siguiente. Iba a conocer al fin a su padre.
José llegó puntual a la cita, y tanto Helena como su mamá se sorprendieron con el nuevo aspecto.
Se sentaron en la sala a esperar a que bajara el padre de Helena, cuando la señora le preguntó a José acerca de su cabeza rapada. Con una sonrisa irónica, él dijo que le habían detectado un tumor canceroso y que se le había caído el pelo por la quimioterapia, así que prefirió pasarse la máquina.
La atmósfera en el cuarto se alteró brutalmente ante su comentario. Helena dejó escapar una carcajada ahogada y empezó a sollozar. Por la cara de la madre, uno podría deducir que alguien le había enterrado la mano en el pecho y le había sacado el corazón. Fué como si una bomba hubiera caído en la sala.
José quedó perplejo y sin entender nada hasta que sintió que alguien bajaba por las escaleras.
Era el padre de Helena. Tenía la cabeza rapada y en su cara se veían las huellas del dolor de la quimioterapia, único freno del tumor canceroso que lo devoraba vivo por dentro.

miércoles, mayo 03, 2006

Un lunes en el Village

Escapa a mi recuerdo el verdadero nombre del protagonista de esta historia, así que agradezco de antemano al lector que tenga la amabilidad de recordármelo. Por cuestiones de narrativa debo asignarle un nombre, nothing fancy... algo así como Nelson Rivas.
Nelson Rivas era un pintor caraqueño que emigró a los EEUU en 1970. Su trabajo le procuró los recursos económicos suficientes para instalarse en un hermoso loft en el Greenwich Village de Nueva York.
El Village era un sitio extraordinario, y desde allí Rivas fué testigo de un momento increíble. Pudo relacionarse con un mundillo artístico que iba a influenciar al planeta entero.
Este hombre conoció a Andy Warhol en el período de mayor esplendor productivo de la Factory. Vivió el auge y la caída de Studio 54 y la escena Disco. Presenció el surgimiento del Punk desde CBGB; allí pudo ver en directo aquellos legendarios toques de los Ramones, Talkingheads y los Pistols. Se dió el lujo de conocer a Basquiat, en fin... Rivas es un personaje con mil historias, pero hay una que me vuela la mente por sobre todas las demás.
Era diciembre de 1980. Rivas estaba pintando en su loft un lunes por la noche. Todo estaba particularmente silencioso en ese momento. En el piso de arriba, que se comunicaba con la azotea, vivían dos músicos de una banda Rock que solía ensayar allí a menudo, pero esa noche habían parado el ensayo temprano, así que Rivas podía disfrutar de la quietud.
Mientras pintaba en su lienzo, de pronto Rivas sintió algo pasar por la ventana que estaba tras de sí. Volteó por un segundo, pero no vió nada. Justo cuando fijaba nuevamente su mirada en el lienzo, sintió otra cosa pasar por la ventana y escuchó gritos que venían desde la calle. Se acercó a la ventana y vió con horror los cuerpos de sus dos vecinos de arriba tirados en la acera en medio de un charco de sangre.
Rivas bajó corriendo por las escaleras, y justo al salir se tropezó de frente con una amiga, Edie Sedgewyck, la famosa modelo y musa de Warhol. Edie venía del otro lado de la calle y estaba ahogada en llanto. Rivas le preguntó qué era lo que estaba pasando y ella le respondió que un tipo le había disparado a John Lennon en el lobby de su edificio y que lo había matado.
Al parecer, los músicos habían estado tomando LSD en dosis altas cuando escucharon la noticia en la radio. En su alucinado desespero subieron a la azotea y se lanzaron a su muerte.

martes, mayo 02, 2006

Una de Ginsberg.

Esta es una traducción que hice de un poema de Allen Ginsberg. Me esforcé lo más que pude en hacerle justicia porque es precioso y las traducciones que he leído son un asco. Espero no haberlo matado...
SONG (Canción)
La carga del mundo es amor.
Bajo la carga de la soledad,
bajo la carga de la insatisfacción
.
el peso,
el peso que cargamos es amor.
.
¿Quién lo puede negar?
En sueños toca el cuerpo,
en pensamientos construye un milagro,
en imaginación angustia hasta que nace humano
---mira fuera del corazón
ardiendo con pureza---
porque la carga de la vida es amor,
.
pero cargamos el peso agotados,
y así debemos descansar
en los brazos del amor al fin,
debemos descansar en los brazos del amor.
.
No descanso sin amor,
no duermo sin sueños de amor
---seas loco o sereno
obsesionado con ángeles o máquinas,
el deseo final es amor
---no puede ser amargo,
no se puede negar,
no puede contenerse si se niega:
el peso es muy pesado---
.
Debe darse sin nada a cambio
como se dá el pensamiento en soledad
con toda la excelencia de su exceso.
.
Los cuerpos calientes brillan
juntos en la oscuridad,
la mano se mueve hacia el centro de la carne,
la piel tiembla con felicidad
y el alma viene gozosa al ojo
.
---Sí, sí, eso es lo que quería,
yo siempre quise,
yo siempre quise,
regresar
al cuerpo
de donde nací.
(San José, 1954)

martes, abril 25, 2006

Simpatía por las Maracas

Esta es una historia verídica. Apareció en El Nacional hace unos 15 años. Espero no omitir muchos detalles.
Todo comienza en los llanos venezolanos en 1966. Era una época de agitación a nivel mundial, pero la vida en el Apure rural permanecía básicamente igual. Lo resaltante de ese año fué una marcada escasez de trabajo que había venido creciendo desde el año anterior. El desempleo se sintió mucho en el pueblo de Cunaviche, hogar de Jaime Martínez, un peón amante del joropo y poseedor de una maestría innata para tocar las maracas.
A mitad de año Jaime fué despedido de la hacienda en donde trabajaba regularmente. Sin poder encontrar empleo en Cunaviche, Jaime aceptó el ofrecimiento de un primo para trabajar como obrero en Puerto La Cruz, cargando y descargando mercancía de los barcos que llegaban a la marina. El objeto más preciado que llevó consigo al partir fueron sus maracas.
Jaime tenía 23 años en ese entonces, y siempre había sido una persona de espíritu aventurero. Nada lo ataba, ya que sus padres habían muerto años antes y no tenía hermanos o novia. Fué así que llegó a tomar una desición que lo cambiaría todo.
Después de trabajar algunos meses en el puerto a cambio de un sueldo mísero, un buen día Jaime se fué como polizón en un barco que iba a Europa. Llevaba algo de comida, tres mudas de ropa y sus maracas. A mitad de viaje fué descubierto, pero la tripulación lo ayudó y le dió algo de comida que él pagaba con trabajo.
Un par de semanas después Jaime desembarcó en un Londres invernal, sin saber más de dos palabras en inglés. Pasó días de hambre y frío, arrepentido de su intempestiva desición, pero de algún modo sobrevivió. Dormía en parques, barría callejones de restaurantes a cambio de algunas sobras y a veces tocaba las maracas por unas monedas.
Una noche, en medio de una nevada que lo forzó a salir de la calle en busca de refugio, Jaime logró entrar en un viejo teatro y se ocultó en un polvoriento ático lleno de muebles viejos, atriles e instrumentos rotos. Convirtió ese sitio en su hogar, pensándolo abandonado. Por dos semanas nadie entró al recinto.
Ocurrió que una noche Jaime se despertó por un escándalo, un sonido de estática, una batería y voces que discutían a gritos. Una música empezó a sonar, algo que Jaime nunca había escuchado y que no podía poner siquiera en palabras. Sentía la vibración en el piso, las paredes y después en su pecho y su cabeza. Era Rock & Roll. Eran los Rolling Stones ensayando el material que eventualmente se transformaría en el álbum Beggar´s Banquet. La canción que sonaba era Simpathy for the devil.
Jaime estaba un poco alucinado. No podía entender lo que oía, pero la música era demasiado rítmica, era una vaina casi primitiva. Le provocaba bailar, aplaudir al ritmo de la canción. En un acto reflejo, buscó las maracas y comenzó a tocar acompañando la canción. La acústica del teatro llevaba el sonido de las maracas hasta el escenario. Un Mick Jagger enfurecido paró una y otra vez el ensayo hasta que todos se dieron cuenta de que el sonido extraño venía del ático.
Dos asistentes subieron y se encontraron con un asustado Jaime, lo convencieron de bajar hasta el escenario con las maracas. Keith Richards y Bill Wyman sabían algo de español, así que Jaime pudo hacerse entender un poco. Obviamente el hombre era un indigente en situación ilegal y sin manera alguna de regresar a su país.
El más impresionado del clan era Jagger. Estaba fascinado con las maracas y le pidió a Jaime que las tocaras una y otra vez. Así fué que este hombre llanero entró en la historia del Rock. Jagger y Richards sentían que a Simpathy for the devil le faltaba algo y que habían encontrado en las maracas la pieza faltante.
La banda le dió a Jaime techo, comida y ropa. Después fué llevado al estudio de grabación, y las maracas que oímos en la introducción de Simpathy son tocadas por él. En los créditos del álbum se le dió una versión inglesa de su nombre : James Martins.
Un mes después de esa noche en el teatro, Jaime Martínez estaba camino a Venezuela, a su pueblo, Cunaviche. Los Stones arreglaron los detalles de su vuelta y le dieron una buena cantidad de dinero, suficiente como para que Jaime pudiera buscar una casa propia y montar su negocio.
Las maracas se convirtieron en uno de los instrumentos preferidos de Jagger, quien aprendió a tocarlas de Jaime.
Bueno, ese es el cuento.
Ahora, la próxima vez que escuchen Simpathy for the devil pueden recordar con orgullo que esas maracas que suenan las toca un venezolano... un llanero.